9789585191884
La familia Dashwood llevaba largo tiempo establecida en Sussex. Su propiedad era grande y en el centro de ella se encontraba su residencia, Norland Park, donde, la manera digna en la que habían vivido por muchas generaciones, les había granjeado el respeto de sus vecinos. El último dueño de esta propiedad era un hombre soltero que alcanzó una avanzada edad, y que por muchos años de su vida tuvo en su hermana una fiel compañera y un ama de casa. Pero la muerte de ella, ocurrida diez años antes que la suya, causó una gran alteración en la casa, pues para suplir su pérdida, invitó y acogió en su hogar a la familia de su sobrino, el señor Henry Dashwood, el heredero legítimo de la finca Norland y la persona a quien tenía planeado dejársela. Los últimos días del anciano caballero fueron agradables en compañía de su sobrino, la esposa de este y los hijos de ambos. Su apego por ellos aumentó. La constante atención del señor y la señora Dashwood a sus deseos, que no provenía del mero interés sino de la bondad de su corazón, le dieron toda la comodidad que su edad necesitaba, y la alegría de los niños añadían deleite a su existencia.