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Simpatía por el baterista

9788418404252

No se ha tomado aún suficiente conciencia de la importancia del trabajo de Charlie Watts como baterista y sostén de los Rolling Stones, verbigracia, su verdadero motor —aportación de cuya instrumental importancia siempre se hizo eco y reverencialmente subrayó el propio Keith Richards: «sin Charlie no habrían existido los Stones»—. Y no le falta razón. Hay creadores póstumos, músicos cuya obra solo revela su significado décadas después de haber poblado los surcos de incontables grabaciones.He aquí la tardía reivindicación —con nocturnidad e idolatría; no en vano, este libro nace de una inquebrantable y muy docta devoción, y al más puro estilo gonzo— del acaso más incomprendido baterista de la historia del rock. Semblanza cuya lectura agradó sobremanera a un Charlie Watts —reacio, por principios, al vertido de elogios sobre su persona— pocos meses antes de dejar este mundo. No alcanza a ocultar el autor, en ningún momento, su incondicional adhesión al arcano arte de este simpar baterista, y nos invita, por medio de una accesible y cabal reflexión, a comprender la —nunca suficientemente bien ponderada— razón por la cual «la banda de rock ‘n’ roll más grande de la historia» necesitaba hacerse con los servicios «del mejor baterista de rock ‘n’ roll».A lo largo de cinco décadas, a Watts le cupo el privilegio de disfrutar de la mejor localidad para gozar del espectáculo. Estrella antirroquera por antonomasia, fue testigo y protagonista destacado de una época irrepetible. Han pasado los años y han cambiado las técnicas y, lamentablemente para algunos, también las músicas, pero las tablas de la ley y la manera de tocar la batería en el rock se acuñaron entonces y fijadas quedaron para siempre. Edison nos cuenta aquí la apasionante historia de esa hazaña.