9789585516915
La poesía puede entenderse y vivirse como una suerte laica de ascesis, no en el sentido habitual de purificar el espíritu por medio de la negación de los placeres materiales o de la abstinencia, sino como la destilación de la experiencia vivida por medio de la escritura. Escritura que piensa, pensamiento que canta: la escritura como un espectador que da cuenta de lo vivido. No como experiencia sin más, sino como una experiencia sin más, sino como una experiencia aumentada por una condición reflexiva y rumiante que trata de aprehender y destilar en la vasija moldeable del poema, la vida que nos pasa por dentro y por delante de los ojos.